Hace algunos años, recién había salido de la escuela y tenía mi primer empleo, en una ciudad en la no contaba familia cercana, mis amigos, mi novio y mi nuevo trabajo me mantenían ocupada. En aquel entonces mi novio se consiguió un trabajo en el cual viajaba mucho, mis amigos estaban siendo explotados por sus patrones por ser recién egresados y ya no tenían el mismo tiempo para salir o para vernos.
Comencé a sentir que algo le faltaba a mi vida, necesitaba compañía y cariño. Fue entonces cuando decidí que tener un perro era lo que necesitaba. Toda mi vida me habían encantando los animales, pero mientras estudiaba la universidad no tenía el espacio, los recursos y el tiempo para tener una mascota.
Coinsidentemente, mientras revisaba mi correo electrónico, vi el anuncio en cadena que alguien me mando donde se anunciaban lindos cachorritos en venta. En aquel entonces no tenía el conocimiento y la educación sobre la importancia de la adopción y no la compra. Así que decidí ponerme en contacto con la persona del anuncio, un muchacho muy amable que me mando fotos de todos los cachorros, pero yo exigí que fuese un cachorro macho, tampoco sabía de las grandes consecuencias de rechazar una mascota por su sexo, las ventajas de la esterilización y que tener una perrita no tendría que ser un problema como yo lo pensaba.
De las muchas fotos, uno de ellos llamo mi atención, así que el muchacho se ofreció a presentarme al cachorro sin ningún compromiso llevándolo a mi casa. Pero en cuanto vi su naricita me enamore de él. Ese primer día fui con mi novio al súper a abastecerme de todo lo necesario para el perrito, trastes, comida, juguetes y cosas.
Pero el cachorro era muy temeroso, si trataba de acercarme el se encogía como temiendo que le fuese a pegar y se escondía donde podía, eso me entristeció un poco, porque yo quiera jugar, abrazarlo, y que nos divirtiéramos juntos. Decidí investigar un poco sobre que hacer al respecto, y el consejo más sencillo, y la verdad bastante útil que encontré, fue: "Háblale, no lo toques, siéntate y háblale".
Antes de comenzar poner en práctica el consejo tenia la tarea de poner un nombre al cachorro, muchas fueron las ideas pero ninguna me gustaba, entonces decidí ponerlo a un extremo de la sala, si yo decía un nombre y la venia, ese sería su nombre. Después de varios intentos en que el solo se me quedaba viendo tímido y calmado, se me ocurrió decir el nombre de una marca de tarjetas madre, Asus fue esa palabra, me miro con curiosidad, alzo las orejas y pareció animarse. Entonces decidí que Asus sería su nombre, pero para no infringir derechos de autor le puse Azus con Zeta.
Comenzó entonces mi súper técnica, cada que llegaba de trabajar y por las mañanas, lo miraba fijamente y comenzaba a hablarle, poco a poco el se interesaba en seguirme y finalmente conseguí que viniera a mí al llamarlo y verme lo hiciera feliz.
Ahora el ya tiene 4 años a mi lado, en ese lapso me dio muchos dolores de cabeza, ya que como a un niño, hay que enseñarles los que es correcto y lo que no, perdí muchos zapatos, libros y muebles, pero al final sabes que nada de lo material tiene tanta importancia como parece. Sigue un poco tímido, pero en general le gusta ladrar a todo lo que se mueve y afortunadamente perdió el interés por masticar mis pertenencias al hacerse adulto. Cuando llego a casa mueve su rabito y sé que me ha extrañado.
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